7.10.05

Prisa

"No, nena, no te preocupes, no tengo prisa, me espero a que me toque, no me cueles, que tu hija tiene cara de cansada. ¿No ves que soy viuda y vivo sola? Desde que se murió mi marido ya no tengo prisa por llegar a ningún sitio. No hay nada que me haga tener ganas de vivir. Mis hijos aparecen de uvas a peras por mi casa, y cada vez que vienen tengo que tener la cartera abierta, y sólo vuelven cuando necesitan más dinero. ¿Cómo quieres que tenga prisa? Ojalá la tuviera, nena, ojalá la tuviera..." Se le llenaron los ojos de lágrimas, tan pequeñita, el pelo blanco, la ropa negra, una bolsa del supermercado con un paquete de galletas y otro de leche, mi madre consolándola como buenamente podía, y yo a un metro, descargando la compra a toda leche para que no se me notara que yo también estaba a punto de llorar...