7.7.05

Fe

Soy una gran escéptica, tal vez debido a mi proverbial genio corto y nula paciencia (quien a los suyos parece, honra merece). No creo en las palabras de ningún político, ni siquiera en las de los que voto (PSOE, sí, tiene muuuchos defectos, pero es que lo otro fue, es y será inaceptable), y creo que la mayoría de intelectualoides que van de "progres" (Sabater, Anabelénvictormanuel, etc.) son en realidad una panda de pequeñoburgueses hipócritas de la peor calaña. Con este talante (al que se ría le endiño) tan conciliador, en mayo fui a ver una proyección-conferencia de Costa-Gavras en Alicante (sí, hay cultura a pesar de Alperi)

Pues bien, yo no sé cómo explicarlo, pero volví a creer. Allí, sobre el escenario, junto a un periodista tonto del culo, no se veía por ninguna parte al mundialmente conocido cineasta, director de "Z", "Missing" y "Amén" entre otras. No. Se veía a un hombre modesto y comprometido, asombrado de que mostráramos tanto interés y respeto por él y por su obra, alguien que hace sus películas con el único fin de denunciar la injusticia, que sólo rueda cuando cree que hay algo que contar, porque es muy consciente de que lo que no sale en los medios de comunicación no existe. El mismo hombre que trabajó codo a codo con Jorge Semprún, que formaba parte de la verdadera intelectualidad junto a Simone Signoret, Yves Montand... El mismo que aguantó preguntas vergonzosamente obvias por parte del público sin el más mínimo atisbo de impaciencia. Cuando me llegó el turno, le pregunté que si no le preocupaba el hecho de que la sociedad fuera cada vez más abúlica, y me respondió que eso no era cierto, que aún quedaba gente solidaria, que un gran ejemplo fue cómo se tiró la gente a la calle en el 11-M. Volví a mi casa con una sonrisa beatífica en los labios y tarareando "La internacional".

4.7.05

Delgadito

Hace unos tres años vi en Carrefour a un hombre. Cuarenta y tantos años, metro setenta, estaba demasiado delgado, pelo gris, cara morena surcada de arrugas prematuras, la presencia más triste que yo había visto en mucho tiempo. Parecía que el tiempo se paraba a su alrededor, un hueco en la realidad prosaica de las grandes superficies, un alma errante fuera de lugar. En unos instantes lo perdí de vista. Desde entonces, cada vez que me siento sin fuerzas, rendida, sobrepasada... imagino que vuelvo a encontrarle, me acerco a él y empezamos a acariciarnos en silencio, muy despacio, besándonos con mimo, los dos estamos tan cansados...

3.7.05

Alas

Acababan de subir a mi padre de la UCI, mucho antes de lo previsto (su capacidad de recuperación es directamente proporcional a su mala leche). Después de colocarlo con cuidado, las enfermeras y el médico salieron de la habitación, haciendo hincapié en que no lo agobiásemos. Por fin sin gente, me pude acercar, mientras mi madre le cogía de la mano y lloraba. No me impresionó que le hubieran cortado todo el pecho, ni que le salieran cinco tubos de drenaje de un dedo de gordo de la barriga, que iban a parar a una atronadora bomba de succión, ni los tres goteros, ni lo demacrado que estaba. Fue el hecho de posar los dedos sobre sus costillas, y notar cómo por fin su corazón latía, fuerte y regular, como las alas de un gorrión contra mis manos.