22.12.05

Hambre

Te voy a comer, amor, no puedo resistirlo. Empezaré por las puntas de los dedos, porque ahí están las ganas de romperlo todo. Seguiré por los hombros, el estómago, las piernas... y me llevaré entre los dientes las cargas excesivas, la rabia, los rencores, las ganas de huir hacia delante o hacia atrás. No quedará indemne ni un solo rinconcito de tu cuerpo, ni los pies. Así hasta reducirte a tu esencia pura, descarnada, esa que no resistiría ni tres segundos en el exterior. La que me da la vida.