23.3.08

At the mall

9 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi me pasó hace relativamente poco algo parecido en la tienda en la que trabajaba, pero era una niña muy pequeña la que tenía el rostro bastante... bueno, eso. No sabes el mal cuerpo que me entró, me sentí pequeñita y egoista ante esa niña y su madre. Desde luego no hay como una bofetada de realidad para relativizar tu vida.

Bechicos!

Teresa G. dijo...

Et volia "regalar" una canço de la Souad Massi, la de Mesk Elil, però no la he trobat al youtube (això s'hauria d'arreglar!) i t'enllaço aquesta:
http://es.youtube.com/watch?v=NPrCmBx-Aak&feature=related

dijo...

Sí, es una sensación de vacio horrible.

Anónimo dijo...

Lo bueno de los moriscamientos esos es que se aprenden muchos arabismos, que son palabras bien lindas y dulces, como el "ojalá" del amor que se cierne sobre uno.

Mus

Awake at last dijo...

Clem, j*der, en una niña es aún peor, :-(

Teresa, de totes formes, aquesta cançó també es una meravella, :-D , moltes gràcies.

Sá, sí, pero al mismo tiempo, por tópico que suene, he valorado tantas cosas...

Mus, yo no lo hubiera definido mejor, :-D

Besos a tod@s!

Quien Resulte Responsable dijo...

Yo venía a escribir algo. Presumo que era algo muy importante, porque recuerdo que tenía que escribirlo aquí, pero no recuerdo qué era. Tenía algo que ver con un medicamento farmacológico denominado "Ubicatex" pero en estos momentos sólo soy capaz de recordar una historia que me sucedió con un medicamento similar que narraré aquí porque si no se me va a olvidar, como mi comentario inicial. Servirá de paso para aliviar un poco la presión. O aumentarla, según.

Hace mucho tiempo, cuando era yo joven e indocumentado, fui yo a la farmacia más cercana a mi domicilio con la intención de adquirir unos pocos medicamentos que me había recetado mi médico doctor galeno. Me tocó ponerme detrás de una ancianita que iba a surtir su propia receta. El farmacéutico había surtido nada más y nada menos que 14 cajitas de cápsulas, pastillas y comprimidos varios, a grado tal que temía yo que la señora de la cuarta edad no pudiera cargarlos a su casa, ¡y la señora alegaba con el farmacéutico que faltaba un medicamento!
"Pero no, señora, no falta ninguno..." decía lastimeramente el sufrido farmacéutico. La señora replicó con voz firme aunque quebradiza "¡Que sí falta uno! ¡Aquí dice Citaprox 110, 2 pastillas cada 30 minutos!" "No, señora," explicaba el farmacéutico, "aquí dice Cita Próximo enero 10, a las dos treinta..."
Yo opté por ir a otra farmacia mientras la señora se convencía.

Saludos cordiales.

Quoth.

Awake at last dijo...

Querido, antes de nada, decirte que yo te voy a seguir llamando Guillermo, en primer lugar porque me gusta más, en segundo lugar porque es tu nombre, y en tercer lugar porque sí, :-D . Dicho esto, tú nunca podrías aumentar mi estrés (aunque tal vez sí mis pulsaciones...), así que tranquilo. Tus triques aún no han llegado, :-(

Mks.

Quien Resulte Responsable dijo...

Llámame como mejor te plazca, querida, que mientras me llames yo me daré por bien servido. Espero que mis triques te lleguen antes de año nuevo.

Anónimo dijo...

Bueno, falta decir que fui una miserable cobarde y me fui oportunamente al lavabo (cosa que por suerte no se tomó muy a malas mi compañera)... claro que cuando te entra el tembleque tampoco hay mucho más que hacer.

Pero como tú dices, quedémonos con las cosas que aprendes a valorar. La vida es bonita a pesar de todo, y esas cosas ;)