28.9.07

El cuento número trece

No hay que dejarse engañar por su cubierta a lo Dan Brown. Rottenmeier, como siempre, acierta con sus regalos.

Es una gran novela de aeropuerto, con sorprendentes descripciones y un ritmo muy vivo. La única pega, tal vez, es que Jane Eyre está demasiado presente, pero no es grave.

El texto desprende amor a la lectura por los cuatro costados, y es muy contagioso (me lo comí en cinco horas escasas)

En resumen, ideal para cualquier estado anímico, y regalable a todo el mundo. Que no es poco.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí lo que me tiene pilladísima son las novelas de personajes agónicos que se dejan arrastrar por incontrolables pasiones del tipo dinero, clase social y lujuria, dando origen a interminables enredos de crimen y sexo. Guau!. Sí, me refiero a Follet (vaya apellidito guapo)

Te envío un beso desde casa de una amiga porque mi portátil esta sumiiiiido en un profundo coma causado por once clases de virus.

Gracias a Dios, tengo mis fotos salvoguardadas en un stick USB!. Qué invento.

Anónimo dijo...

Como puede ser que la presencia de Jane Eyre sea una pega? :P Aunque... como está presente? Acláramelo o no lo leo! xD

Awake at last dijo...

Adelaida, XD, no sólo Follet tiene ese tipo de intrigas, aunque entiendo lo que dices. En cuanto a las fotos, también procuraría grabarlas en un cd, nunca se toman demasiadas precauciones. Me alegro MUCHO de leerte, deberías retomar el blog, petarda. Un besazo de esos con ruido y achuchón.

Clem, yo conozco a la señorita Eyre antes que tú, :-), y la cuento entre mis libros favoritos, pero digamos que la autora no debería mencionar tantas veces "Jane Eyre" en la novela.

Besos!