3.2.06

Fogonazos

Voluntarios repartiendo sopa en termos enormes a los "sin techo". Aún hay monjas en algunos hospitales, quién lo diría. La decoración de la entrada del Lope de Vega es clavada a las tómbolas de feria, con ese blanco imposible y las bombillitas a todo trapo. El tráfico no es tan horrendo como creía. Por mucho que lo he intentado, no he reconocido a ningún bloguero/a entre l@s lector@s compulsivos que pueblan el metro. Ya no me impresionan, como en visitas anteriores, las grandes construcciones, ni los jardines kilométricos. Madrid es co-mo-cual-quier-o-tra-ciu-dad. Y sin embargo estoy rabiando por volver. ¿Alguien lo entiende?