27.2.06

Boing!

15/II. Vistahermosa. Sala de espera. Mientras me toca la analítica, veo entrar a tres militares, uno con un corte en la cara. Bisbiseo entre las recepcionistas, "aaay, es verdad, que a los de Rabasa les toca aquí" Caminan raro, parecen Action Men movidos por la mano de un niño pijo y escrupuloso. Y me fijo en algo. Llevan la pistola con un muelle. Como los bolis de los bancos y las bibliotecas, pero de gordo como los antiguos cables de los teléfonos, y verde. Me quedo mirando tanto rato que el mayor se pone tieso, así que opto por detenerme a estudiar las nervaduras de la planta artificial más cercana. No sé si será algo exclusivo para soldados despistados (en cuyo caso me da a mí que sería mejor destinarlos a pelar patatas, y sin susodicha) o es que hay una modalidad de ataque que consiste en tirarla al aire sin el seguro y que dispare según la longitud y trayectoria del muelle, más que nada para evitar cualquier responsabilidad por daños colaterales. En resumen, que en cinco minutos me había montado una película de Tarantino yo solita. Si es que el que se aburre es porque quiere...