2.11.05

Rescate

Siguiendo con la tradición familiar, acabo de ver el Tenorio, y aparte de regodearme como una loca con la escena del sofá, mi neurona orbitante, sin duda debido al estremecimiento, ha hecho contacto con algo y por fin he encontrado la carta de la que hablé en otra ocasión. Llevaba meses buscándola para colgarla, no por morbo, ni por su dudosa calidad literaria, sino como un recordatorio de todas las veces que deberíamos haber gritado y sólo fuimos capaces de dar un paso atrás...

"Acabas de irte hace un momento, así que no hace falta que te diga que está lloviendo ahí fuera. Lo que quizá no sepas es que también llueve por dentro. Esta tarde estoy muy triste, mi cuerpo está en clase, pero mi cabeza no está aquí. No sé si te importo lo más mínimo, no sé si quieres saber más de mí. Y esa falta de certeza me hiere. En cambio sí sé que piensas que eres un juguete para mí, que quiero liarme contigo o algo así. Nunca me has comprendido, María. Nunca has comprendido que te quiero como nunca he querido a nadie. Tenerte tan lejos me ha llenado la vida de ausencias. He deseado tantas veces besarte y abrazarte, no como un cazador furtivo y clandestino, sino en libertad, que me muero por tenerte junto a mí, eres el centro de mi vida. Te quiero. No debería decirte estas cosas, lo sé. Pero ya no aguanto más."