La loca de mi calle tiene cuarenta y tantos, pero aún conserva una expresión aniñada que acentúa con faldas de vuelo y vestidos baby doll. Tiene visiones religiosas de cuando en cuando, pero aparte de eso lleva una vida casi normal. La quiere con locura (nunca mejor dicho) su novio, un esquizofrénico con look de latin lover canoso que siempre va de blanco con ropa de marca y cargadito de gomina. Viven en su casita antigua, con tres perros, una cerradura que se atranca y un balcón con geranios. La vida puede ser perfecta de infinitas formas.
4 comentarios:
Hummm... lo entiendo. Tengo casi los 40 y me siento más joven y loco que nunca. Y no veas que bien sienta.
Muchos Besos
Eduardo
:-)
Mks.
Preciosa vida la de esa loca. Ambos deben de ser refelices.
Salut, por ellos!
R
Pero, ¿estás seguro de que estaba loca o eras tú el amargao?Buen blog, primera vez que lo visito, gracias a Reguera
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