La bancaria precaria corre bajo el sol de mayo, apenas dos horas después de haber salido de trabajar. Fibrosa, rubia, no muy alta, sí muy guapa, ignora sin afectacion a todo aquel que la mira en esa ciudad demasiado pequeña, a esas horas propias de recados y cafés, y sigue, esquivando zanjas, abuelas con carrito y furgonetas de reparto.
4 comentarios:
je,je..qué majo.
:-D
Juanjo, gracias! (creo...)
Hans, :-)
Besos a los dos!
LOVED this!!!
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