Alto, moreno de pelo y piel, musculoso y bigotón, un domador de leones se ha escapado del circo para ser cajero de supermercado. Rápido y ágil, sereno, ayuda a unos y a otros entre frases cortas con sonoridad de barítono de zarzuela. Y yo me tengo que morder la lengua para no preguntarle si alguna vez ha vestido casaca roja con entorchados de oropel...
4 comentarios:
Que cosas más exóticas te pasan, mujer.
Las cajeras de mi super son todas bajitas, regordetas y entradas en la cuarentena.
Aaah, es lo que tiene vivir en Freedonia, tierra de nadie...
XD
Mks.
En este momento a mí la cotidianidad de ir al super no es tan emocionante como la tuya (bueno, pillar la pizza mariachi de los congelados es una experiencia posterior muy intensa ¡qué rica!)
Adelaida, más que emocionante es llamativa, ;-P
Mks.
Publicar un comentario