Érase una pareja en un café, mediana edad los dos, rubia natural ella, canoso con gafas él, vaqueros y camisa ambos, que se besaban tan apasionadamente que repelían como un campo de fuerza, a cada nueva conjunción, a los clientes de su alrededor. Primero media baldosa, luego dos, después todas las mesas se agolpaban en las esquinas del local. Lloraban sin consuelo, se tocaban levemente y se volvían a besar. Sólo cuando las paredes del café se separaron y ya invadían la avenida se dieron cuenta, pagaron y se fueron, agarraditos de la mano, baixant baixant, hacia el mar.
6 comentarios:
Huy... por un momento pensé que era un anuncio de preservativos, jejeje.
Besoooooo
Edu
Jeje, la verdad es que un toque sí que tiene, ;-D
Mks.
Hay que haber sido camarero para haber presenciado una escena así sin pestañear (sobre todo porque cuando la magia se rompe, te toca volver a colocar todo en donde estaba antes) ;)
Bienvenido! Simple cliente, nada más, :-)
breves cuentos como este hacen que te quiera más cada dia.
Como dirias tu: "qué bien escribes cuando quieres", y añadirias un insulto pequeñito en plan: mamoncete y cabronzo.
Un beso. De los de verdad.
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